Honduras

Honduras es un país de América, ubicado en el centro-norte de América Central. Esto limitada al norte y al este por el mar Caribe, limita al sureste con Nicaragua, al sur con el golfo de Fonseca y El Salvador, y al oeste con Guatemala. La extensión territorial de Honduras, comprendiendo todas sus islas, es de aproximadamente 112.492 km². Posee una población que supera los 8.7 millones de habitantes. Por su localización geográfica la República de Honduras posee una amplia diversidad biológica producto de la convergencia entre los ecosistemas tropicales y subtropicales, tanto terrestres como marino -costeros y de agua dulce. Esos ambientes han propiciado la existencia de especies endémicas concentradas en sitios considerados como relictos o bolsones (“hotspots”), con condiciones de ambientes no perturbados por las actividades antropogénicas, especialmente en montañas con bosques nubosos por arriba de los 1,000 msnm.

Honduras también alberga 23 áreas protegidas marino costeras ubicadas tanto en el litoral e insular Caribe y Pacífico del país; 16 de estas áreas se encuentran legalmente declaradas (ocupando más de 20.000 km2 y representan el 6% del territorio nacional).

El país es multiétnico, consta de cuatro grandes familias étnicas: los blancos o mestizos que son la mayoría, los pueblos indígenas (Lencas, Misquitos, Tolupanes, Chortis, Pech, Tawahkas), garífunas y criollos de habla inglesa. La población indígena de Honduras es de 543,550 personas. Viven en muchas de las áreas importantes de alto valor natural, se encuentran en aproximadamente el 70% de las áreas protegidas prioritarias del país y son elementos claves en el establecimiento de Corredores Biológicos.

Las políticas educativas del país reconocen la importancia del aprendizaje de la lengua materna de las etnias en el territorio. Asimismo, el Gobierno trabaja en establecer programas de educación bilingüe o multilingüe para facilitar la transición a la enseñanza en el idioma oficial. La redacción de material educativo en la lengua de las etnias evita que los niños queden rezagados en el aprendizaje, además de sentirse incluidos y apropiados del mensaje que se les transmite. Cuando una lengua se extingue, junto con ella desaparece igualmente el respectivo conocimiento ecológico tradicional, por lo que una manera de preservar estos principios es registrarlos y transmitirlos en el lenguaje de las etnias autóctonas del país.

José Antonio Romero Durón - Conservación Marina sin Fronteras